¿Por qué es tan importante la ganadería para iniciar una economía circular?

Durante una jornada de jóvenes organizada por el IPCVA, un experto destacó el papel “indispensable” de los rumiantes por su capacidad para digerir cualquier alimento.

Cáscara de piña, algodón o maní; paja de trigo; Bagazo de caña, pulpa de cítricos o incluso aserrín. Este es un desperdicio de comida diferente que se desecha que en lugar de tirar, se puede volver a convertir en proteína mediante un proceso 100% natural.

“Rumiante, actor indispensable para una economía circular”, fue el título de la conferencia que lanzó el ingeniero agrónomo Pedro Seldo, en el II Foro de Jóvenes del Sector Cárnico y Pecuario, organizado por el Instituto de Promoción de la Carne Bovina Argentina (IPCVA), en un campo de engorde de la ciudad de Río Cuarto.

Está diseñado específicamente para replicar las propiedades únicas del rumen que posee el ganado y otros animales, permitiendo que los alimentos que normalmente se encuentran en la basura se conviertan en proteínas. Por eso “los rumiantes se adaptan bien a la economía circular”, según Salado: porque el rumen es un “tanque de fermentación” y “el milagro es que produce proteínas que no son nada”, apuntó.

“Puede procesar alimentos de muy baja calidad nutricional para el consumo humano, puede consumir la mayoría de los subproductos industriales y así brindarnos productos de alta calidad nutricional, como la carne y la leche, por lo que es un eslabón fundamental en la economía circular.”

Por ejemplo, Sueldo reveló fotos de una instalación donde una empresa descargó toneladas de galletas de agua, ya sea porque tenían un tamaño inusual o porque sobraron cadenas, y las suministró al ganado.

Pero el mejor ejemplo de esto es Burlanda: un subproducto que sobra de la fermentación del maíz para producir bioetanol.

Salario cita una prueba realizada por los técnicos del INTA Marcos Juárez, que demostró que el maíz puede ser reemplazado con este desecho, sin afectar la ganancia diaria de peso ni la calidad de la cosecha, que son animales destinados a la producción de carne.

En concreto, se diseñaron cuatro comidas: una con 0% de Burlanda y 72% de maíz; el segundo al 16% y 65%, respectivamente; El tercero 30% y 58%: y el último 45% y 40%.

En todas estas dietas, incluidas las que tenían más Burlanda que maíz, la ganancia diaria de peso fue la misma: 1,6 kg. Y la eficiencia de conversión es la misma: 5,4 kg.

“Esto es algo muy importante, porque se trata de reemplazar un ingrediente que de alguna manera compite con los humanos por la alimentación, como es el maíz, por un subproducto de la industria. Y que si no tiene ese destino, será eliminado”,resumió.

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