Guía de gestión de agronomía: Se acerca la siembra de soja en otro año de sequía.

Los expertos de INTA presentaron una serie de propuestas de gestión debido a la falta de agua, como retrasar la fecha de siembra y cambiar el grupo de vencimiento.

El clima ha sido atacado en los últimos cuatro movimientos agrícolas para la siembra de soja, ya que los registros de precipitación han caído en las principales áreas de producción del país. Según estadísticas oficiales, la superficie de cultivos de oleaginosas pasó de 17 millones de hectáreas en el ciclo 2018/19 a 16 millones de hectáreas el año pasado. 

Además de la reducción de las precipitaciones, también existe un almacenamiento limitado de agua en el suelo, lo que limita el potencial de producción de soja. En este caso, los agricultores tendrán que repensar algunas estrategias de gestión para estabilizar los rendimientos ante un posible nuevo movimiento de escasez de agua.

Luis Pagnan, experto del INTA Justiniano Posse (Córdoba), destaca que el primer paso es una descripción completa del entorno de producción, así como variables como la calidad del suelo y la disponibilidad de agua.

Los expertos recomiendan analizar la ubicación de los lechos de agua y agua subterránea a una profundidad de dos metros. “En algunos casos, proporcionan una humedad importante durante el crecimiento de los cultivos”, dijo.

Que pasa en Chaco 

Gerardo Quintana, del INTA Las Breñas (Chaco), agregó otra visión para la gestión del agua, explicando que si no llueve lo suficiente entre noviembre y diciembre, se puede considerar retrasar la fecha de siembra. “De esta manera, se puede lograr la meta de acumular el mayor nivel de agua posible en los perfiles para aumentar los indicadores de desempeño”, dijo. 

De esta forma, los periodos críticos para los cultivos se pueden situar más tarde, con menor demanda atmosférica de agua, para no coincidir con los picos de temperatura de principios de enero.

Elegir cuidadosamente el grupo de madurez 

Además de retrasar las fechas de siembra, los expertos coinciden en que este manejo debe combinarse con la selección de cultivares en función de los grupos de resistencia y madurez. “Ayuda a reducir el riesgo de estrés en enero”, explicó Quintana. 

Para una adecuada selección, el INTA cuenta con la Red Nacional de Evaluación de Cultivares de Soja (RECSO), conducida por el experimental Marcos Juárez.

Sin embargo, para la soja de primera, las recomendaciones del INTA incluyen retrasar la fecha de siembra y mantener el grupo de madurez de la variedad o fecha de siembra, aumentando el grupo de madurez comúnmente utilizado.

El segundo tipo de cultivo se debe a la producción de biomasa, y esta opción se da, es decir, su crecimiento y demanda de aguas altas comenzaron en enero y febrero. “Esto debe cancelarse y en ese momento es necesario cancelar el aumento en la dieta, que siempre depende de la helada temprana promedio en cada área de producción”, Juan Enrico, investigador de Santa Fe Inta Oliveros.

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