Para revertir esta situación, la industria exige medidas que le permitan incrementar sus ganancias, como la posibilidad de exportar cueros salados y la devolución del impuesto al valor agregado a las exportaciones.

En medio de los crecientes costos en la producción ganadera, la industria frigorífica advierte que ahora está absorbiendo estos aumentos, pero necesita políticas públicas que le permitan revertir el lucro cesante y las ganancias de la industria.

“En este difícil contexto, los esfuerzos deberían estar abocados en resolver cuestiones que erosionan la rentabilidad de la actividad y que son resortes del Estado”, dijo Daniel Urcía, vicepresidente de la Federación de Industrias del Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA).

El funcionario enumeró una serie de medidas que podrían revertir ésta situación, entre ellos serían reclamos históricos sobre las cadenas de valor ganaderas y otras medidas relacionadas con temas impositivos. Entre otras cosas, se destaca la posibilidad de exportar cueros salados, ajustar las tasas del impuesto al valor agregado en los servicios de faena y reembolsar el impuesto a la exportación.

Según estimaciones de Urcía, el primer semestre del año cerró con un buen desempeño de la industria frigorífica y los precios más altos de productos agrícolas en 50 años. Pero en la segunda mitad del año, la ecuación cambió.

Señaló que “Arrancó con mayor incertidumbre económica, con precios de la carne que suben menos que la inflación y con costos crecientes para la industria”. Agregó: “El aumento de los costos de producción son absorbidos por la industria frigorífica, los matarifes y por último los comerciantes minoristas, el traslado a precio se da en la medida que el consumidor los convalida”.

En junio, según estadísticas especiales, el aumento de los precios de la carne fue menor que el índice mensual de precios. “Sin embargo, los consumidores, debido a la situación general, consideran que la carne vacuna es un producto caro”, dijo Urcía.